martes, 17 de julio de 2012

13. Explicación


¡¿Como?! Vale, un momento de reflexión ¿Se esta refiriendo de la Diosa Atenea? Vale, esto es un programa de cámara oculta seguro. Veía como Hinata se iba acercando a mi con rapidez, y me cogía de la mano. Notaba su preocupación en sus ojos, y me preguntaba el por que de su preocupación.

-¿Ellos aun no te han dicho nada verdad?- Preguntó esperando que fuese sincera, yo no dude ni un instante y negué con la cabeza, ella suspiró y me miró a los ojos.- Tienes mucho que saber, yo no se toda la historia, pero hay unos que...-

-¡Melody!- Giré y vi como Lunnaris iba corriendo hacía mi desesperada por mi huida. Hinata me soltó al instante y se alejó, es como si tuviese miedo de ella, no entendía el por que. Lunnaris llegó hacía mi y me cogió de los hombros desesperada.- ¡¿Como se te ocurre irte sin mas idiota?! ¡No sabes que estas en peligro!- Esta me intentó llevar de vuelta pero me solté bruscamente y la miré con odio.

-¡¿Como quieres que sepa que estoy en peligro si no me dices nada de mi?!- Esta se quedó de piedra, pero yo no me corté y seguí hablando. -¡Soy la hija de Atenea y no me dijiste nada! ¿Como no quieres que este así? Y hace nada descubro que mi padre, bueno mi supuesto padre es una vestía...-

-No es una vestía cualquiera, es un licántropo.- Dijo Hinata con mucha claridad y seriedad. Lunnaris se dirigió hacía ella con una mirada desafiante, esto parecía un campo de batalla, pero decidí meterme en medio de estas dos al instante. Me sentía bastante incomoda pero a unos pocos segundos pude separarlas.

-Mell, nos vamos. Y no es una sugerencia.- Dijo claramente Lunnaris, no me hizo mucha gracia la idea, pero suspiré y comencé a seguirla. Pero antes de salir de ese campo de batalla, Hinata se dirigió hacía mi y me dio un papel. Supuse que era su numero de teléfono, y acerté, ella me sonrió y se la devolví y me dirigí otra vez hacía Lunnaris. La caminata de vuelta a la casa de donde me desperté se hizo mas larga de lo que esperaba, y por la posición del sol intuía que ya era sobre las tres de la tarde, pero en pocos minutos después volvimos a la casa. Al entrar en la casa pude ver a Ivan sentado en el sofá junto uno de los libros que estaba en la habitación donde me desperté, este al oír el cierre de la puerta giró con brusquedad y me miró preocupado y corrió hacía mi como un loco y me abrazó. Sentía todo su calor y su agradable aroma, pero decidí soltarle, tenían muchas cosas que explicarme.

-Tienes cosas que explicarme.- Dije solamente, y eso le bastó para cambiar la cara y conducirme hacía el sofá junto a Lunnaris. Me daba a mi que iba a ser una historia interesante.

-Bien Mell, anoche recibiste la noticia de que tu eres hija adoptiva, y le viste transformarse en una criatura peligrosa, nosotros intentamos reaccionar antes, y entregarte el regalo de tu madre lo antes posible para poder liberarte de tu padre y que tuvieras tu verdadero cuerpo, el que te mereces.- Le interrumpí.

- ¿Y esto que tiene que ver con mi madre? ¿Es cierto que soy la hija de Atenea?- Pregunté decidida a que me diesen un respuesta. Ivan respiro y miró a Lunnaris y esta le asintió.

-Veras, si que eres la hija de Atenea, eres hija de un mortal y de Atenea, eres una semidiosa. De tu pasado sabemos muy poco, por no decir casi nada. Solo se que desde hace muchos años te estamos buscando, y cuando encontramos tu paradero, nos informamos de que convivías con... Un licántropo. Tu supuesto padre ya sabía lo que eras, he intento cubrir tu aspecto natural para no perderte, sabemos que te quería por alguna razón su manada, o por lo menos es lo que sospechamos, no hay nada seguro. - Estaba sin palabras de lo que estaba oyendo, yo, la pringada del colegio hija de Atenea.- Pero esto no lo tiene que saber nadie, eres la única hija heredera de Atenea Mell, y al ser semidiosa, solo tu ser te otorga un don. Tu madre es la diosa de la diosa de la guerra, la sabiduría, la estrategia de combate, las artes y la justicia; con entrenarte un poco, podrías convertirte en una de las mayores guerreras de la historia. - Me quedé un segundo meditando de toda la información que me había dado en apenas unos minutos, en mi mente volví a ver la escena de cuando hice una quemadura a uno de los de la pandilla de Hinata, y lo del coche, y pensé que eso no venía en la información que me había dado, pero lo dejé pasar por que tenía una pregunta que mas me interesaba.

- ¿Y vosotros que sois?- Pregunte directamente, algo tartamudeando. Ivan me sonrió y volvió ha hablar.

- Yo soy hijo de Zeus, controlo los rayos y la electricidad y poco mas. Y Lunnaris, no lo sabemos exactamente, no es exactamente un semidiosa, pero es como si lo fuera. Aparte... Existen otros tipos de criaturas en nuestro mundo.- 

-¿Qué tipo de criaturas te refieres?- Pregunté interesada y miré a Lunnaris, a sus hermosos ojos pardos pidiendo una respuesta.

miércoles, 11 de julio de 2012

12. Escapada

¿Como que no era humana? Bueno, el cambio de aspecto era bastante sospechoso, pero... A ver, todo lo que era mi vida normal, ya nunca la podré recuperar. Mi cabeza daba vueltas y vueltas. Tenía los ojos clavados en los de Lunnaris, haciendo así que me tranquilizara un poco. Pero esto era demasiado, yo no podía aguantar este tipo de presión que me sometía en el cuerpo.

-¿Como que no soy humana Lunnaris?- Me levanté de la cama directa y alucinando de la información que me había dado. Seguidamente, ella se levantó y me cogió de los hombros para que yo me relajase un poco, pero poco funcionaba, hasta un momento que me apretó mas los hombros que llego hasta dolerme. Me quejé y le empuje haciendo así que se separase de mi, tomé un respiro y le mire a los ojos en forma de desafió, haciendo que esta también me mirase así. Esto parecía un fría guerra de miradas asesinas y cada vez que ella se enfurecía mas, mas me enfurecía yo. Así estuvimos un buen rato, hasta el momento que Lunnaris no paró, pero decidió hablar.

-Mell, para. No sabes en lo que te estas metiendo.- Parecí bastante sería de lo normal.- Cuando cuente tres vamos a parar.- Aun seguía con esa mirada, pero sus palabras eran maduras.- uno, dos y tres.- Ese tres no me convenció mucho pero le hice caso y paramos a la vez. Esta suspiró aliviada, y se dirigió otra vez a mi.- No vuelvas a hacer eso, puedes hacer daño a alguien.- Solo pronunciar esas palabras, esta se fue de la habitación de un portazo y yo me quedé sin aliento en el mismo sitio donde se ejecutó la guerra fría de miradas. ¿Hacer daño a alguien? ¿Qué querría decir con eso?, ya estaba harta de tanta pregunta, así que, decidí ir otra vez para la estantería y cogí uno de los libros y lo metí en mi mochila. Nada mas meterlo, me miré en el espejo mi vestimenta, era la del instituto, me giré y vi un armario, lo abrí y pude ver que estaba ahí toda mi ropa y mas que tenía nueva. No lo pensé ni dos veces y decidí cambiarme. Opté por mis pantalones cortos vaqueros un tanto rotos, con mis botas negras altas, y para la parte superior, un top negro sin tirantes que enseñaba el ombligo, y por si tenía frío cogí como si fuese una chaqueta larga fina manga larga de estampado vaquero. Me dirigí para el baño, y me peiné con un par de pasadas a mi pelo laceo. Dejé a un lado las tonterías, y cogí la mochila y salí de la habitación a toda prisa.

Pude llegar hasta la sala de estar, era una casa bastante peculiar, con estampados similares a los de la habitación que apenas unos minutos he estado. Bueno, el caso, es que conseguí ver la entrada, pero para mi era la salida a esta pesadilla. Con mucho cuidado, y sigilo, conseguí salir de la casa. Estaba con en medio de un bosque espeso, era totalmente verde, pero, podía ver como una marca de camino que se podía ir andando. Corría como si la vida dependiese de ello, quería huir de todo lo que estaba pasando, quería volver a mi vida normal, mis lagrimas caían por mis mejillas solo el pensar que todo este tiempo mi supuesto padre me haya estado mintiendo. Mi cuerpo cada vez que daba mas pasos se cansaban aun mas, hasta que hubo un momento que caí en el suelo, al parecer ya no estaba en el bosque, si no en la carretera, en medio de la carretera. Todo mi cuerpo estaba sin fuerzas y casi ya ni podía parpadear he intentar imaginar otro mundo para dejar de sufrir, hasta el momento que oía como si un coche se acercase a mi y sin intención de frenar. En un estúpido intento de levantarme solo conseguí que en la caída me hiciese mas daño en el coche, ya podía sentir el atropello del coche, estaba ya a escasos metros de mi, ya olía la muerte y la veía ante mis ojos azules como el mar y verdes como la naturaleza. Cerré los ojos para que mi muerte no fuese mas mala, y en mi opinión esta muerte estaba tardando mas de lo normal, decidí abrir los ojos para ver que es lo que había pasado. Increíblemente me pude levantar, y pude ver el coche que iba a ser mi asesino totalmente aplastado y quemado, como su hubiese estado rodeada por un moro que le hiciese cobrar esa forma de destrozado. Estaba en ese momento mas confusa que antes, ¿Eso como había pasado? mas y mas preguntas, esto ya era demasiado raro. Pocos segundos mas tardes aparecieron unos tipo indios o personas de no de la ciudad que me miraban sorprendidos. Ellos debieron ver lo que pasó, y pensé acercarme a hablar pero estos me se adelantaron y se me acercaban a mi con mucha rapidez, parecían locos, y me cogieron por las espaldas haciendo así siendo en su prisionera. Me pegaban, y tiraban de los pelos. No aguantaba mas y sin saber como, estos sintieron ardor y si apartaron de mi con los dedos quedamos, hasta el punto que uno de ellos quería matarme. Pero una figura familiar salió de la nada.

-¡Basta!- Pudo decir Hinata.- Dejad en paz a la hija de Atenea.- 

domingo, 8 de julio de 2012

11. Alguna información

Sobre volábamos en la inmensidad de la noche, metiéndonos en las nubes, bajo la luz de la luna llena, que estaba mas intensa y mas bella que nunca. Agarraba todo el torso de Ivan y deseaba no separarme nunca, mi fantasía era inmensa y parecía que ya me daba igual estar a una altura incalculable, volando sobre un caballo con alas, agarrada a Ivan... ¡Dioses! Vale, ya estaba en la realidad. Sacudí la cabeza y Ivan soltó unas risitas, mientras que yo aun no me creía lo que estaba pasando. De repente, veo que Lunnaris y su fabuloso caballo alado blanco como la nieve se acercaba al nuestro. Parecía que quería hablar con Ivan, pero me equivoqué, se dirigía a mi. No se que querría ella, pero me ha salvado la vida, y ella tendrá las repuestas a lo que debo de saber. Solo pude medio oír unas palabras que esta mencionaba que al parecer hacía que me quedase dormida. Poco a poco, mis ojos se iban cerrando, hasta el punto que no pude evitar cerrarlos del todo.

Me sentía muy cómoda donde me encontraba, no abría los ojos por que me encontraba tan a gusto que no quería que se me acabase el placer, pero la intriga que que es lo que había pasado me podía aun mas que el placer. En pocos segundos abrí los ojos poco a poco por el cansancio que tenía en el cuerpo. Lo veía todo borroso por lo cansada que estaba, pero ya iba recuperando la vista, haciendo así, que pudiese observar en donde me encontraba. Visualizaba el lugar donde me encontraba, era una habitación bastante peculiar, las paredes llevaban unos estampados de nubes borrosas de colores del atardecer, con el cielo de esos colores incluidos, el techo de color blanco como la pura nieve. Esta habitación también tenía como un gran mueble con muchos libros, se veía que les gustaba investigar. Eran de leyendas y novelas sobre magia... Decidí levantarme he ir hacia los libros con decisión pero poco antes de poder coger algún libro llamaron a la puerta.

-Mell, soy Lunnaris, ¿Estas despierta?- Mi corazón latía a mil y al oír su delicada voz me tranquilicé. Sacudí la cabeza y me decidí a responder, pero antes de ello me dirigí hacía la cama para disimular un poco. En cuanto estaba en la cama respondí.

-Estoy despierta.- Al instante, la puerta se fue abriendo poco a poco, y ahí estaba Lunnaris, llevaba unos vaqueros cortos grises un poco rotos, con una camisa manga larga, bueno casi al codo, de hombro caído. Era de color negra con una especie de colmillos blancos que en ellos caían sangre roja. Sin duda tenía un gusto bastante personalizado, pero me gustaba, y mucho. Llevaba una bandeja que parecía ser para mi, llevaba de todo un poco, parecía que era para un ejercito y con suerte sobraría. No pude evitar sacar una sonrisa y me fijé que se dio cuenta, y puso la bandeja del desayuno en la cama con mucha delicadeza y se sentó en un lado de la cama. Llevaba la melena suelta con un par de horquillas en un lado de la cabeza, esta resopló y me hizo un gesto para que desayunase, yo asentí y empecé a tomar las tostadas seguidamente por un baso de leche, y para finalizar una manzana roja como la pura sangre. En ese momento me decidí a preguntar por lo que estaba pasando.

-Lunnaris, creo que tu y tu hermano me debéis una explicación ¿No crees?- Ella me miro y resopló otra vez.

-Es cierto, pero es mejor que te lo contemos mi hermano y yo. Ahora mismo, Ivan se ha ido, y no volverá hasta el medio día.- Se explicó con toda sabiduría.- Solo te voy a decir una cosa, el cambio de imagen que obtuviste hace poco tiempo, tiene que ver con tu madre, y Alvaro, te puedo asegurar que no es tu padre. Este te ha obligado a estar contigo todo este tiempo para que no experimentases este cambio, pero ya se veía imposible.- No se que tenía que ver mi madre en todo esto, y por que no quería mi supuesto padre que cambiase de aspecto. Aun tenía muchas preguntas en la cabeza.- Y por ultimo que deberías saber es que, nosotros, Ivan y yo, no somos seres humanos corrientes.- En ese momento me quedé helada, ¿Como que no son humanos?, no me lo podía meter en la cabeza.- Ni tu tampoco.

miércoles, 4 de julio de 2012

10. Descubrimientos

-¿Papa?- Estaba en shock, no sabía que pintaba mi padres aquí, miles de preguntas volvieron a pasar por mi cabeza.- ¿Qué haces aquí?- Ivan y Lunnaris estaban alucinando pero actuaron normal, al igual que Hinata, que esta le tenía respeto a mi padre sin saber por que.

-Te estaba buscando, supe de la explosión cerca de casa y te estado buscando. Nos vamos a casa.- Dijo seriamente, fue hacía mi y me cogió la mano dirigiéndose al coche. Yo no le detuve, pero Ivan si. Mi padre le miró seriamente y con miedo, pero Ivan no se retiró. Otro duelo de miradas se batia en la cabaña de Hinata y esta era bastante sería.- Quítate Ivan, mi hija y yo tenemos que hablar...-

-¿Como puedo saber que es tu hija?- Dijo seriamente, y desafiándolo. Esa pregunta me dejó helada, no sabía a que venia esa pregunta, no sabía lo que venia todo esto. Cada segundo que pasaba tenía mas miedo aun.- ¿Como puedo saberlo, si ella es especial y tu no? Yo se de donde viene, y tu no eres de su sangre.- Dijo esta vez un poco mas cabreado y ahí decidí entrar.

-¡Ivan! ¿Como puedes decir eso? El es mi padre.- Dije defendiendo le haciendo así que mi padre me soltase de la mano y me puso en su defensiva. Pero Ivan reaccionó de una forma rara y no pensaba que fuese así.

Me cogió y me llevó hacía el, cosa que no pude soltarme. Podía sentir su perfecto cuerpo, respiraba de su aroma de Dios y deseaba no soltarme. Ese sentimiento se suprimió y intenté soltarme pero no lo conseguí. Este me volvió a coger en peso y salió corriendo por la puerta, detrás suya iba Lunnaris y Hinata. Pocos segundos despues conseguí que me soltase, y le empujé. Ivan me miro con cara de desafió, apunto de volver a empujarle y decirle unas cuantas cosas empezó a temblar el suelo. Me dí la vuelta y pude contemplar como mi padre estaba a escasos metros de nosotros. Estaba sacando espuma por la boca y estaba sacando mas musculo de lo normal. Sus colmillos parecían mas afilados que los de un tiburón y el miedo sentía era inmenso. Veía como su ropa se iba rajando, y cada vez le salía mas bello corporal.

-¡Melody! ¡Ven, corre!- Gritó Ivan y de inmediato me cogió de la mano y corrimos por el bosque, pero yo no podía quitar el ojo de ver la transformación de mi padre, no podía dejar de mirar, mi vida ya no sería lo mismo. Y pude ver en lo que se convirtió mi padre. Un oso gigante o lobo, no sabía como describirlo, solo sabía que aun es cuatro patas, este tenía la altura de dos metros y medio como mínimo. Me quedé clavada en el suelo, he Ivan intentaba llevarme a salvo. Solo a escasos segundos este monstruo me devoraría junto a Ivan, pero me equivoqué, ya no sentía contacto físico con Ivan, por que lo tenía en mis narices. Solo a pocos metros, y se iba acercando esa bestia, y antes que lo pudiese oler o sentir, abrí los ojos y pude contemplar como Ivan luchaba con la bestia. Se subió encima y lo controlaba con las orejas, tenía un pelaje marrón oscuro y los ojos negro como el vació. Pocos segundos después, podía ver que Ivan estaba derrotando a mi padre y al momento veía como Lunnaris venia corriendo con un caballo alado. Vale un momento, ¡un caballo alado!, era negro como el carbón y otro que venía detrás, blanco como la nieve. Esto ya era demasiado.

-¡Melody ven!- Estaba de piedra, solo podía contemplar la pelea. Hasta que veía que Ivan estaba apunto de matar a la vestía con una espada que parecía de fantasía. Ahí decidí intervenir.

-¡Ivan no lo mates!- Grité con todas mis fuerzas, y cayendo lagrimas por mis mejillas Ivan no le mató. Se quedó inmóvil la bestia en el suelo y aprovechó en bajar. Me cogió y subimos al caballo alado negro, mientras que Lunnaris iba en el blanco. Y cuando estábamos en el aire, podía ver como mi supuesto padre se ponía en pie y nos miraba y aullaba a la luz de la luna llena.

lunes, 2 de julio de 2012

9. Momentos extraños

-Tiene razón Mell, tenemos que irnos.- Dijo por fin Ivan. Estaba demasiado serio, ¿Conocerá ya ha esta chica? No tenía ni idea lo que estaba pasando y ya estaba cansada de tanto misterio. 

-Es ella... ¿Verdad?- Preguntó Hinata, dirigiéndose hacía mi. Ivan asintió decidido. Ella me miró, así escaneando mi propio ser. Esta suspiró y se dirigió a Ivan, le miró con respeto y le dirigió la palabra.- Si queréis podéis pasar la noche en mi casa, vivo con mi hermano mayor y seguro que no habría problema. Ademas, ¿No tiene que venir la otra?- Esto al parecer le alivió a Ivan, y no dudó en aceptar la invitación de la chica misteriosa.

-Vale, y la otra viene dentro de nada, sabrá como llegar.- Esta asintió. Esto no lo veía el sentido, pero dejé de pensar y me intenté levantar. No podía, la caída me había echo daño en el tobillo y Ivan tubo que llevarme a peso hasta la casa Hinata. Caminamos hasta el centro del hermoso bosque llegando por fin a una cabaña de madera que parecía ser de Hinata. Entramos en la cabaña y era este tipo de casas que sale en las películas, muy acogedora y bien cuidado. Estas son los tipos de cabañas que a mi me gustaban desde siempre. Ivan me dejó en uno de los sofás que había en la sala de estar, este me había llevado toda la caminata en peso, parecía que tenía una fuerza impresionante y no le costaba nada llevarme en peso. Bueno, me decidí intentar levantarme y por el milagro podía pero al instante una figura muy familiar me impidió que terminase de ponerme en pie y volviese a tumbarme.

-No vuelvas a levantarte Melody, tienes que esperar que llegue Hinata para que traiga el potingue que te sanará el tobillo.- Dijo seriamente, era Lunnaris, no me imaginaba que la otra persona fuese ella. Vestía esta vez con el chándal del instituto como yo, nada mas que ella llevaba una trenza al lado que le llegaba a la cintura.

-¿Qué haces tu aquí Lunnaris?- Pregunté queriendo saber la respuesta de inmediato. Esta me miraba con unos ojos que me controlaba mi mente, esa mirada de unos ojos de gato que lo controlaban todo, que combinaba su cara perfecta y pálida como la de blancanieves. Decidí reaccionar, por que no permitiría que me controlará.- He preguntado que que haces aquí y no me empieces con tu mira ditas.- Dije claramente y al parecer eso no le sentó muy bien a ella, pero no podía evitar reaccionar así si me miraban de esa manera.

-Lunnaris para ya.- Dijo finalmente cuando entró Ivan a la habitación, parecía preocupado por como me miraba su hermana.

-Hermano, no podemos estar aquí. Por lo menos no yo.- No se que quería decir, pero siguió hablando.- La tal Hinata, es hermana del "idiota".- No se con quien se refería con el "idiota" pero Ivan no dudó reaccionar de cogerme otra vez en peso he intentar salir de la casa de Hinata. Pero esta se puso en medio impidiendo así que salgamos.

-Vosotros no os vais a ninguna parte, yo no os voy a hacer nada. Si es por mi hermano, no os preocupéis, mirad, empezad a contar todo a Melody, mi hermano no viene hasta el anochecer.- Solo oír esas palabras estos retrocedieron y volvimos a la sala de estar.- Dejarme prepararos la comida.- Ivan y Lunnaris se miraron y asintieron a la amigable Hinata, y fue corriendo ha hacer la comida. Ivan suspiró mirándome y le mire inquiriendo saber que es lo que pasaba. Lunnaris le asintió y empezó a hablar ella.

-Mira, Melody, esto no es fácil de entender, y solo te podremos decir esto...- Respiró y prosiguió.- Tu cambio radical que tuviste hace nada de tiempo...- no pudo seguir ya que hubo un portazo de la puerta principal que al instante salió Hinata a la defensiva de nosotros. Y entro un rostro muy familiar en la que mi vista era una sorpresa.

-¿Stefan..?- Solo pude decir eso. Pero no, no era Stefan.

-Hija...-

8. Movidas

-¿Como he ha levantado hoy mi quería doncella?- Esas palabras me hicieron que sonriese aun mas, y que me latiese con mucha mas fuerza el corazón. Al separarme lo miré  los ojos, al ver sus hermosos ojos azules cristalinos se me derretían aun mas todo mi ser. Pero vi como radicalmente este cambió la cara y me miró seriamente.- Métete en el coche Mell.- Dijo susurrando preocupado y metiéndome en el coche con un poco de agresividad. No se a que venía este comportamiento, pero preferí no discutirlo. Me metió en el coche con agresividad, y me abroché el cinturón; cuando este se metió en el coche y arranco de una manera bestial que hasta yo me asusté. Y pocos segundos después de estar corriendo a tope se oye una explosión. Grité del susto. ¿Qué estaba pasando? ¿Por que narices había una explosión cerca de mi casa? Eran demasiadas preguntas en apenas unos segundos. Ivan conducía serio y decidido en salir de ahí, y íbamos en dirección contraria al instituto. Ya me empezaba a preocupar, no se lo que le pasaba a Ivan en estos momentos y ya tenía miedo. Me dirigí hacía Ivan decidida en que me diga que era lo que estaba pasando.

-Ivan, te exijo que me expliques que es lo que esta pasado.- Dije ya preocupada y deseando saber lo que estaba pasando. Cuando estaba apunto de responderme, suspiro y el coche sintió una vibración. Parecía que algo o alguien había intentado subir al coche. Con movimiento majestuoso, Ivan consigue seguir para delante. Esto ya era el colmo de los colmos, ¿Qué es lo que estaba pasando? Tantas preguntas en mi cabeza hacía que le exigiese una respuesta.

-¡Dioses!- Solo dijo eso, y no le dije nada.-Tenemos que saltar.- Solo dijo eso, no comprendía por que la razón de saltar del coche. Yo dudaba y no me veía capacitada para saltar y mucho menos a esta velocidad. Sentía la mano de Ivan en la mía.- Confía en mi.- Me gritó con confianza, pude contemplar que puso una roca bien pesada sobre el acelerador, abrió la puerta suya y me cogió en peso y saltamos del coche. Gracias a que el me abrazaba, me protegió de la caída. Rodamos y rodamos hasta llegar al principio del bosque y caímos en unos arbustos. Pocos segundos después abrí los ojos y me asomé hacía una explosión en la que una criatura gigantesca iba. Iba a por el coche que dejó Ivan que se explotase a pocos kilómetros de donde habíamos saltado. Pude ver una criatura gigantesca, muy peluda. No la podía ver con exactitud ya que estaba muy lejos y no podía ver su cara...

-¡Ah!- Grité por que sentía que alguien me cogía de las espaldas y me arrastraba por los suelos. Esta persona se atrevió a mostrar su rostro. Era una chica, era igual de estatura que yo, era de piel morena y tenia unos grandes ojos negros que impactaban la mirada, y una sonrisa preciosa y reluciente; también tenía el pelo negro que le cubría casi toda la espalda y totalmente lacea. Vestía con unas vestimentas bastante peculiares, y llevaba un colgante de un colmillo que distinguía que era de un lobo y una cinta que rodeaba su delicada cabeza. Respiré y recogí el valor por preguntar por quien era pero se me adelantó.

-¿Quien eres tu?- Me preguntó inquiriendo la respuesta.

-Me llamo Melody, ¿Se puede saber quien eres tu?- Pregunté decidida. Cuando sentía otro rostro detrás mía. Podía adivinar quien era ya que su tacto era inconfundible, era de Ivan y miró a la chica preocupado y protegiéndome.


-Soy Hinata y estáis en peligro aquí.-


7. Miradas

Sentía como estaba aplastando a Ivan con mi cuerpo encima del suyo, al abrir los ojos, podía ver que nuestros ojos estaban a menos de siete centímetros, y nuestros labios a escasos milímetros, estaban casi que se rozaban. Mi corazón estaba apunto de salir de mi pecho, y creía que lo estaba sintiendo Ivan. Intente levantarme, ayudando a Ivan también. Poco antes de poder estar los dos de pie, se escucha la voz que nos empujó contra la puerta.


-Vaya, vaya, vaya Mell, parece que no pierdes el tiempo...- Stefan... ¿Que narices hacía este idiota aquí en mi casa? Este niñato cada día de mi vida me estaba sacando cada vez mas de mis casillas. Yo ya no lo podía aguantar mas y me levanté decidida a ponerle las cosas claro al niñato mimado de papa. Poco antes de ponerme a hablar, veo la figura de Ivan delante de mis narices.


-¿Se puede saber de que vas? Primero, nos estábamos despidiendo, justo cuando abriste la puerta, y por tu culpa nos has empujado. Segundo ¿Quien eres tu para entrar como así a casa de Melody? Si fueses su novio lo entendería pero como veo que no tenéis buenas migas lo dudo. Y tercero, deja de tratar a Melody así por que si no te la estas buscando niñato.- En ese momento las miradas entre ellos dos saltaban chispas y un odio entre ellos que no se podían controlar. Todo lo que dijo Ivan fue en un tono serio y con una cara de pocas migas con Stefan, me daba cuenta que Ivan me respetaba. La mirada de Stefan estaba clavada en los ojos azules cristalinos de Ivan como su tubiera un puñal, pero a la vez un respeto increíble. Apartó la mirada y se fijó en mis ojos. Vio mi cambio radical y pude apreciar su cara de sorpresa. Esta vez también estaba roja, no estaba acostumbrada a que la gente me mirase así.


-Vale, ya nos veremos las caras Ivan.- Solo dijo eso, volvió su mirada a el y este después volvió a mirarme, con una cara de despedida y algo mas de respeto. Este me sacó una medía sonrisa y salio por la misma puerta que nos empujó a Ivan y a mi. En cuanto cerró la puerta, miré a Ivan con alivio y agradecimiento por haberse enfrentado a Stefan. El al verme feliz me abrazó con cariño. No quería despegarme, pero decidí apartarme y le a la cara.


-Llegaras tarde, tienes que irte.- Dije un poco sin ganas, pero el me sonrió y asintió. Me dio un beso en la mejilla y se fue así sin más. Bueno lo entendía ya que llegaba tarde. Pocos segundos de irse apareció una nota por debajo de la puerta que paso a mi casa. Ponía mi nombre y no dudé en abrirla. Podía oler el aroma de Ivan, era inconfundible. Decidí leer la nota de mi querido amigo.

Hola Mell, solo quería decirte que en agradecimiento de haberme ayudado con los deberes de historia, física, mates etc... Quiero invitarte al cine el sábado. Solo si tu quieres. Cuídate mi querida doncella. Besos Ivan.


Que lindo es, no tengo palabras para describir como es Ivan. Me llevé la nota feliz a mi dormitorio y me puso mi camisón de seda azul como es habitual todas las noches. Me veía en el espejo de mi cuarto con el camisón puesto, con mi espalda descubierta y con tirantes. No parecía yo, pero me sentía que era mi verdadero yo. Bueno, dejé las pavadas y me fui a dormir.


Esa noche solo podía pensar en los ojos que ponía hacia Stefan de asesino y viceversa, por eso parte no dormí muy bien. Menos mal que esa noche pasó rápida, y al levantarme, me levanté con buen humor. Me preparé mi cuento con cereales, y me puse a ver que ropa me ponía. Quería causar buena impresión al instituto entero. Aposté por un conjunto muy mono, pero me acordé que hoy tocaba deporte, asi que fuera la idea de vestir bien. Cogí el chándal pijo del instituto, como hoy hacía calor, decidí poner el pantalón corto, era de color negro, y como los del instituto son muy "pervertidos" los pantalones son muy cortos; es lo único que me incomoda. Me quedaba mucho mejor ahora que antes, cogí también la camiseta de manga corta del instituto, es de color azul celeste y blanca; llevaba en la espalda el logo del instituto. Por si hacía frío, me llevé una chaqueta. Llegué a la puerta de la entrada ya con mis cosas preparadas y la cerré con llave. Al darme la vuelta, a la sorpresa, estaba un coche negro bien elegante, era un mercedes, y al parecer de los últimos que han sacado. No tenía ni idea de quien podría haber aparcado ahí. Veía como una figura salía del coche, y eso hizo que sacase un sonrisa; y fui para allá a abrazarle. Ese abrazo fue uno de los mejores que me habían dado en mi vida.