domingo, 8 de julio de 2012

11. Alguna información

Sobre volábamos en la inmensidad de la noche, metiéndonos en las nubes, bajo la luz de la luna llena, que estaba mas intensa y mas bella que nunca. Agarraba todo el torso de Ivan y deseaba no separarme nunca, mi fantasía era inmensa y parecía que ya me daba igual estar a una altura incalculable, volando sobre un caballo con alas, agarrada a Ivan... ¡Dioses! Vale, ya estaba en la realidad. Sacudí la cabeza y Ivan soltó unas risitas, mientras que yo aun no me creía lo que estaba pasando. De repente, veo que Lunnaris y su fabuloso caballo alado blanco como la nieve se acercaba al nuestro. Parecía que quería hablar con Ivan, pero me equivoqué, se dirigía a mi. No se que querría ella, pero me ha salvado la vida, y ella tendrá las repuestas a lo que debo de saber. Solo pude medio oír unas palabras que esta mencionaba que al parecer hacía que me quedase dormida. Poco a poco, mis ojos se iban cerrando, hasta el punto que no pude evitar cerrarlos del todo.

Me sentía muy cómoda donde me encontraba, no abría los ojos por que me encontraba tan a gusto que no quería que se me acabase el placer, pero la intriga que que es lo que había pasado me podía aun mas que el placer. En pocos segundos abrí los ojos poco a poco por el cansancio que tenía en el cuerpo. Lo veía todo borroso por lo cansada que estaba, pero ya iba recuperando la vista, haciendo así, que pudiese observar en donde me encontraba. Visualizaba el lugar donde me encontraba, era una habitación bastante peculiar, las paredes llevaban unos estampados de nubes borrosas de colores del atardecer, con el cielo de esos colores incluidos, el techo de color blanco como la pura nieve. Esta habitación también tenía como un gran mueble con muchos libros, se veía que les gustaba investigar. Eran de leyendas y novelas sobre magia... Decidí levantarme he ir hacia los libros con decisión pero poco antes de poder coger algún libro llamaron a la puerta.

-Mell, soy Lunnaris, ¿Estas despierta?- Mi corazón latía a mil y al oír su delicada voz me tranquilicé. Sacudí la cabeza y me decidí a responder, pero antes de ello me dirigí hacía la cama para disimular un poco. En cuanto estaba en la cama respondí.

-Estoy despierta.- Al instante, la puerta se fue abriendo poco a poco, y ahí estaba Lunnaris, llevaba unos vaqueros cortos grises un poco rotos, con una camisa manga larga, bueno casi al codo, de hombro caído. Era de color negra con una especie de colmillos blancos que en ellos caían sangre roja. Sin duda tenía un gusto bastante personalizado, pero me gustaba, y mucho. Llevaba una bandeja que parecía ser para mi, llevaba de todo un poco, parecía que era para un ejercito y con suerte sobraría. No pude evitar sacar una sonrisa y me fijé que se dio cuenta, y puso la bandeja del desayuno en la cama con mucha delicadeza y se sentó en un lado de la cama. Llevaba la melena suelta con un par de horquillas en un lado de la cabeza, esta resopló y me hizo un gesto para que desayunase, yo asentí y empecé a tomar las tostadas seguidamente por un baso de leche, y para finalizar una manzana roja como la pura sangre. En ese momento me decidí a preguntar por lo que estaba pasando.

-Lunnaris, creo que tu y tu hermano me debéis una explicación ¿No crees?- Ella me miro y resopló otra vez.

-Es cierto, pero es mejor que te lo contemos mi hermano y yo. Ahora mismo, Ivan se ha ido, y no volverá hasta el medio día.- Se explicó con toda sabiduría.- Solo te voy a decir una cosa, el cambio de imagen que obtuviste hace poco tiempo, tiene que ver con tu madre, y Alvaro, te puedo asegurar que no es tu padre. Este te ha obligado a estar contigo todo este tiempo para que no experimentases este cambio, pero ya se veía imposible.- No se que tenía que ver mi madre en todo esto, y por que no quería mi supuesto padre que cambiase de aspecto. Aun tenía muchas preguntas en la cabeza.- Y por ultimo que deberías saber es que, nosotros, Ivan y yo, no somos seres humanos corrientes.- En ese momento me quedé helada, ¿Como que no son humanos?, no me lo podía meter en la cabeza.- Ni tu tampoco.

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